Los calzoncillos del fantasma

Los calzoncillos del fantasma

Cuento de los Estados Unidos

© Versión de Paola Artmann

Los calzoncillos del fantasma

Zacarías Franco era un hombre larguirucho, huesudo y de extrañas costumbres. Todos los días se acostaba exactamente a las 8:57 de la noche, sólo tomaba leche y, a pesar de no tener un pelo en la cabeza, se cepillaba la calva con un cepillo de bambú que guardaba meticulosamente en un pañuelo de terciopelo. Sin embargo, la mayor de sus excentricidades era la de siempre ponerse dos calzoncillos.

Un día cualquiera, por razones aún desconocidas, su corazón dejó de latir para siempre. Su esposa, muy angustiada le peinó la calva con el cepillo de bambú, le puso su traje más elegante, pero olvidó enterrarlo con sus dos calzoncillos.

Después del funeral, el fantasma de Zacarías Franco seguía volviendo a la casa. Todas las noches, exactamente a las 8:57 entraba por la puerta principal.

Su esposa estaba tan asustada que se mudó de casa, pero el fantasma de Zacarías Franco la encontró. Entonces, se mudó de nuevo y siguió mudándose. Según los rumores, ella debió mudarse de casa 6 u 8 veces, pero sin importar a dónde llegara; Zacarías seguía regresando.

Finalmente, la mujer reunió todas sus fuerzas y, una noche, cuando entró el fantasma de su esposo por la puerta principal, le preguntó:

—¿Zacarías, por qué sigues volviendo? ¿Qué es lo que esperas de mí?

Zacarías la miró durante un buen tiempo y finalmente, dijo:

—Cariño, por favor necesito mi otro par de calzoncillos.

Fue así como la mujer le tiró el otro par de calzoncillos y, hasta el día de hoy, todos comentan que nunca lo han vuelto a ver.

os calzoncillos del fantasma (Versión suspenso):

Había una vieja mansión abandonada en el centro del pueblo. Se decía que estaba embrujada por un fantasma que vagaba por sus pasillos y habitaciones en busca de venganza. La leyenda decía que el fantasma había sido un hombre rico y poderoso que había muerto en extrañas circunstancias y que su alma había quedado atrapada en la casa.

Un día, un grupo de jóvenes aventureros decidió entrar en la mansión para investigar los rumores. Mientras exploraban la casa, uno de ellos encontró un par de calzoncillos colgando en una percha en un armario. Pensando que podrían ser una prueba del fantasma, decidió llevárselos como recuerdo.

Sin embargo, desde el momento en que salieron de la casa, comenzaron a sentir una extraña presencia que parecía seguirlos. A medida que pasaban las horas, la presencia se hacía más fuerte y comenzaban a escuchar extraños ruidos en la casa.

La noche siguiente, mientras dormían en su campamento, escucharon un fuerte golpe en la puerta de la tienda. Al abrir, encontraron los calzoncillos del fantasma flotando en el aire, como si alguien los estuviera sosteniendo. Aterrorizados, los jóvenes intentaron huir, pero la presencia los perseguía a donde quiera que fueran.

Finalmente, en la desesperación, decidieron regresar a la mansión y devolver los calzoncillos. Al entrar, encontraron al fantasma en la habitación donde habían tomado los calzoncillos, con una expresión de furia en su rostro. Entregaron los calzoncillos y el fantasma desapareció.

Desde entonces, la mansión ha estado en paz, pero los jóvenes aventureros nunca olvidarán la experiencia de los calzoncillos del fantasma y se aseguraron de no volver a cruzar la línea entre lo sobrenatural y lo terrenal.

Edad recomendable para contarlo:

Dado el tema de suspenso y la presencia de un fantasma, se recomienda que este cuento sea contado a niños mayores de 10 años o adolescentes, siempre teniendo en cuenta que cada niño tiene su propio nivel de madurez y sensibilidad a los temas de miedo y sobrenaturales.

Es importante que los padres o adultos responsables consideren si el niño está preparado para escuchar una historia con este tipo de temática y siempre estar disponibles para hablar con ellos si tienen preguntas o inquietudes.

Moraleja:

La moraleja de este cuento de suspenso podría ser la importancia de ser respetuosos con las creencias y leyendas de los lugares que visitamos. En este caso, los jóvenes aventureros ignoraron los rumores y la historia de la mansión embrujada y tomaron un objeto que supuestamente pertenecía al fantasma. Como resultado, desataron la ira del espíritu y tuvieron que enfrentar las consecuencias de sus acciones.

La moraleja de la historia podría ser que es importante tener en cuenta las creencias y el folclore de los lugares que visitamos y respetarlos. También nos enseña que nuestras acciones pueden tener consecuencias imprevistas, y que a veces es mejor dejar las cosas en paz y no interferir con lo que no entendemos o no podemos controlar.

En que ambiente se recomienda contarla:

Se recomienda contar este cuento en un ambiente tranquilo y acogedor, como por ejemplo, en una sala de estar o en una habitación cómoda y bien iluminada. Es importante que el ambiente sea lo suficientemente relajado para que los niños o adolescentes se sientan cómodos y seguros mientras escuchan la historia de suspenso.

También es importante que el cuento se cuente en un ambiente donde se pueda tener una discusión posterior sobre los temas que se presentan en la historia, ya que los niños y adolescentes pueden tener preguntas o inquietudes después de escuchar una historia de este tipo. Es importante estar disponible para responder a sus preguntas y tranquilizarlos si se sienten asustados o preocupados después de escuchar la historia.

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