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Draco, el dragón perezoso
La práctica hace al maestro. Esta fue la gran lección que un dragón aprendió después de haber sido muy perezoso.








Draco, el dragón perezoso (Mientras tanto en un mundo paralelo)
Había una vez un dragón llamado Draco que era muy especial. A diferencia de otros dragones que siempre estaban ocupados haciendo cosas como volar, escupir fuego o cazar tesoros, a Draco le gustaba ser perezoso y tomar siestas largas en su cueva.
Un día, mientras Draco dormía plácidamente, un grupo de niños curiosos se aventuraron en su cueva para explorar. Cuando vieron a Draco dormido, los niños se acercaron lentamente y comenzaron a hacerle cosquillas en la barriga. Draco, a pesar de estar dormido, comenzó a reírse y a mover las patas como si estuviera bailando.
Los niños se divirtieron mucho viendo a Draco moverse y reírse, así que volvieron a visitarlo todos los días para hacerle cosquillas y verlo moverse. Con el tiempo, Draco comenzó a sentirse más activo y comenzó a salir de su cueva para explorar el mundo.
Draco descubrió que había muchas cosas divertidas para hacer fuera de su cueva, como jugar en los campos, nadar en los ríos y volar por encima de las montañas. Aunque todavía le gustaba tomar siestas largas de vez en cuando, ahora disfrutaba mucho más de su vida activa.
Los niños y Draco se hicieron buenos amigos y continuaron jugando y explorando juntos. Los niños aprendieron que no todos los dragones son feroces y aterradores, y Draco aprendió que ser activo y aventurero también podía ser divertido.
Y así, Draco, el dragón perezoso, se convirtió en un héroe entre los niños y un gran compañero para todas las aventuras.
Edad recomendable para contarlo:
Este cuento puede ser recomendable para niños y niñas de edades entre 4 y 8 años, ya que la historia es simple y divertida, con personajes amigables y un mensaje positivo sobre la amistad y la importancia de ser activos y aventureros. Sin embargo, la edad recomendada puede variar dependiendo del nivel de comprensión y madurez de cada niño o niña.
Moraleja:
La moraleja de este cuento es que no hay nada de malo en ser perezoso de vez en cuando, pero es importante también ser activos y aventureros para descubrir todo lo que el mundo tiene para ofrecer. Además, muestra cómo la amistad y la diversión pueden ayudarnos a superar nuestras limitaciones y descubrir nuevas pasiones y oportunidades en la vida.
En que ambiente se recomienda contarla:
Este cuento se puede contar en cualquier ambiente seguro y cómodo donde los niños puedan prestar atención y disfrutar de la historia. Por ejemplo, se puede contar en una biblioteca, en una sala de clases, en una sala de estar en casa o en un parque en un día soleado. Lo importante es que el ambiente sea tranquilo y que los niños tengan la oportunidad de participar y hacer preguntas si lo desean.
Preguntas Frecuentes:
- ¿Cuál es el mensaje principal de este cuento? R: El mensaje principal del cuento es que aunque es bueno descansar y ser perezoso de vez en cuando, también es importante ser activos y aventureros para descubrir todo lo que el mundo tiene para ofrecer.
- ¿A qué edad se recomienda contar este cuento? R: Este cuento es recomendable para niños y niñas de edades entre 4 y 8 años, aunque la edad recomendada puede variar dependiendo del nivel de comprensión y madurez de cada niño o niña.
- ¿En qué ambiente se recomienda contar este cuento? R: Este cuento se puede contar en cualquier ambiente seguro y cómodo donde los niños puedan prestar atención y disfrutar de la historia, como una biblioteca, sala de clases, sala de estar en casa o parque en un día soleado.
- ¿Qué valores se transmiten en este cuento? R: Los valores que se transmiten en este cuento incluyen la amistad, la diversión, la aventura, la importancia de ser activos y la superación de limitaciones personales.
- ¿Por qué es importante contar cuentos a los niños? R: Contar cuentos a los niños puede ayudar a desarrollar su imaginación, creatividad, comprensión del lenguaje y habilidades de escucha. Además, puede fomentar valores y actitudes positivas y fortalecer los vínculos emocionales entre padres e hijos o entre profesores y estudiantes.