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Adaptación de la leyenda urbana de Estados Unidos
© Versión de Paola Artmann
El señor Salcedo
En una tarde de lluvia desaforada, el señor Salcedo se detuvo al borde de una solitaria carretera, sin memoria de cómo ni cuándo había llegado a este lugar. Continuó caminando apresuradamente con la esperanza de encontrar resguardo, pero solo se encontró con el vacío de una carretera que ahora parecía interminable.
Al cabo de unas horas, el señor Salcedo divisó a lo lejos las luces de un carro y agitó sus brazos para llamar su atención. El carro se detuvo, sin embargo, cuando el señor Salcedo se acercó a la ventana, la mujer que conducía dejó escapar un grito aterrador y aceleró el carro.
Lo mismo sucedió con otros tres autos que detuvo en el camino.
— Algo muy extraño está pasando— se dijo el señor Salcedo.
En aquel momento recordó que llevaba consigo un teléfono celular y esculcó los bolsillos de su abrigo mojado.
Llamó a un taxi, pero con solo mirarlo, el conductor, al igual que los demás, se alejó rápidamente.
El señor Salcedo no podía entender lo que estaba pasando. Entonces llamó a su casa. La voz que respondió la llamada era una voz desconocida.
— ¿Puedo hablar con la señora Salcedo? —preguntó.
— No, la señora Salcedo no se encuentra —respondió la voz.
El señor Salcedo comenzó a sentir pánico.
— ¿Acaso no se ha enterado? —añadió la voz—. El señor Salcedo fue victima de un accidente en la carretera y ella se encuentra en su funeral.
El señor Salcedo cortó la llamada sin decir una palabra y acercó el celular a su rostro como si fuera a tomarse una foto.
Lo que vió en la pantalla fue espeluznante, su rostro era una máscara de humo negro y de su imagen ya no quedaba nada.
El señor Salcedo (Versión suspenso):
El señor Salcedo era un anciano solitario que vivía en una casa en las afueras del pueblo. A pesar de que no tenía muchos amigos, su reputación como curandero y sanador era conocida en toda la región. Muchos acudían a él en busca de remedios y ungüentos para sus dolencias.
Un día, un joven llamado Pedro fue a visitar al señor Salcedo en busca de ayuda para su madre enferma. El anciano le prometió que le daría una medicina que la sanaría en poco tiempo, pero con una condición: Pedro tenía que volver a su casa antes del atardecer, ya que si no lo hacía, algo terrible le sucedería.
Pedro, sin darle mucha importancia a la advertencia, decidió quedarse en la casa del señor Salcedo para pasar la noche. A medida que pasaba el tiempo, comenzó a sentir una extraña presencia en la casa. Escuchaba ruidos extraños en los pasillos y sentía que alguien lo observaba desde la oscuridad.
Cuando se despertó por la mañana, encontró al señor Salcedo sentado en su cama, con una sonrisa en el rostro. “Veo que has sobrevivido a la noche”, le dijo el anciano. “Pero ten cuidado, la próxima vez no serás tan afortunado”.
Pedro, asustado, huyó de la casa del señor Salcedo y nunca volvió a visitarlo. Sin embargo, muchos años después, cuando ya era un hombre adulto, se enteró de que el señor Salcedo había muerto en circunstancias misteriosas y que se decía que su espíritu aún vagaba por la casa en busca de nuevas víctimas.
Desde entonces, la casa del señor Salcedo ha sido considerada un lugar maldito, y la gente evita pasar por allí por miedo a encontrarse con el espíritu del anciano solitario.
Moraleja: La historia nos enseña a respetar las advertencias y consejos que nos dan las personas, especialmente aquellas que tienen conocimientos y sabiduría que desconocemos. También nos recuerda que debemos tener precaución y evitar situaciones peligrosas o desconocidas que pueden poner en riesgo nuestra vida.
Edad recomendable para contarlo:
Dado el tema de suspenso y la presencia de un espíritu maligno, se recomienda que este cuento sea contado a niños mayores de 12 años o adolescentes. Es importante tener en cuenta que cada niño tiene su propio nivel de madurez y sensibilidad a los temas de miedo y sobrenaturales, por lo que es responsabilidad de los adultos considerar si el niño está preparado para escuchar una historia con este tipo de temática.
Es recomendable contar este cuento en un ambiente adecuado, como por ejemplo, en una habitación tranquila y bien iluminada, y estar disponible para responder a las preguntas o inquietudes que puedan surgir después de escuchar la historia. También es importante asegurarse de que los niños entiendan la moraleja de la historia y la importancia de respetar las advertencias y consejos que recibimos de los demás.
Moraleja:
La moraleja de este cuento de suspenso es la importancia de prestar atención a las advertencias y consejos que nos dan los demás, especialmente aquellos que tienen más experiencia y conocimientos que nosotros. En la historia, el joven Pedro desobedeció la advertencia del señor Salcedo y decidió quedarse en su casa, lo que lo puso en peligro y lo llevó a tener una experiencia aterradora.
La moraleja del cuento también nos recuerda la importancia de ser precavidos y cuidadosos en situaciones desconocidas o peligrosas, y de no subestimar el poder de lo sobrenatural o lo desconocido. En este caso, la casa del señor Salcedo era considerada un lugar maldito por la gente del pueblo, y Pedro ignoró esa advertencia.
En resumen, la moraleja de este cuento es la importancia de escuchar y prestar atención a las advertencias y consejos que recibimos de los demás, y de ser precavidos y cuidadosos en situaciones desconocidas o peligrosas.
En que ambiente se recomienda contarla:
Se recomienda contar este cuento de suspenso en un ambiente adecuado para crear una atmósfera tensa y misteriosa que acompañe la historia. Se sugiere un ambiente con poca luz, que pueda aumentar la tensión en los momentos clave del cuento, y un lugar tranquilo donde los oyentes puedan prestar toda su atención a la historia.
Una opción sería contar el cuento en una habitación con la luz tenue, para crear una atmósfera de misterio. Además, se puede agregar algún efecto de sonido para aumentar el suspenso, como el sonido del viento o ruidos extraños en momentos clave de la historia.
También se recomienda contar este cuento en un ambiente adecuado según la edad de los oyentes. Si son niños, se sugiere que haya un adulto presente para asegurarse de que la historia no sea demasiado aterradora para ellos. Si son adolescentes, se puede contar la historia en una reunión con amigos, en una fogata al aire libre o en un campamento.
En cualquier caso, es importante que el ambiente sea cómodo y seguro para los oyentes y que se les permita hacer preguntas o compartir sus impresiones después de la historia. Esto ayudará a asegurarse de que hayan entendido la moraleja y que no hayan quedado demasiado asustados.