Juan y la puerca emperifollada

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Juan y la puerca emperifollada

Juan y la puerca emperifollada

En la bella isla de Puerto Rico, vivía Juan con su mamá. Juan era un niño muy bueno, sin embargo, siempre andaba metido en problemas por ser muy despistado. No es que él quisiera ser de esa manera, pero se le hacía muy difícil prestar atención y seguir instrucciones.

Un domingo, muy temprano por la mañana, su mamá lo llamó desde la puerta y le dijo:

— Juan, presta atención: tengo que ir al pueblo a misa y necesito que cuides a Dorotea, la puerca. Llévale agua para que no tenga sed y no le dé mucho calor, ¿me entendiste?

En ese momento, cerró la puerta y emprendió el largo camino hacia el pueblo.

—Claro que sí, mamá —respondió Juan.

Pero en realidad, como se encontraba medio dormido y bostezaba mientras que su mamá le hablaba, las únicas palabras que alcanzó a escuchar fueron:

PUEBLO, MISA, DOROTEA, LA PUERCA, LLÉVALE.

—Mi mami quiere que lleve a misa a Dorotea, la puerca — pensó Juan.

Así que corrió a la habitación de su mamá, abrió el ropero y escogió el mejor traje de domingo que su madre tenía y dos pares de tacones.

Luego, se dirigió hacia el tocador y tomó un collar, un par de aretes y el brazalete de perlas. Puso todo encima de la cama y salió al corral.

—Vengo a llevarte a misa, Dorotea, pero primero tengo que vestirte muy bien.

Juan abrió la puerta del corral y llevó la puerca a la habitación de su mamá.

Estando en la habitación le puso el traje, las joyas y los tacones. Antes de salir, le aplicó un pocotón de maquillaje y colocó sobre su cabeza un sombrero de paja para que no le diera calor.

—Tienes que lucir muy bien para ir a misa —dijo Juan.

Entonces, abrió la puerta de la casa, pero Dorotea, toda emperifollada, salió corriendo hacia su corral. A la pobre puerca no le gustaban los vestidos ni las joyas, así que gruñó y se revolcó en el fango hasta que se deshizo de ellas.

En ese momento, regresaba de misa la mamá de Juan en compañía de sus vecinos, y al ver semejante espectáculo se rieron a carcajadas.

Es por esto por lo que, hasta el día de hoy, cuando alguien se emperifolla demasiado, los vecinos dicen que se parece a la puerca de Juan.

Edad recomendable para contarlo:

Este cuento puede ser disfrutado por niños y niñas de todas las edades, ya que tiene un lenguaje sencillo y una trama divertida. Sin embargo, es importante tener en cuenta que es un cuento humorístico y que no debe ser tomado literalmente en cuanto a las acciones de los personajes. Para niños y niñas más pequeños, es recomendable que se les explique que no es adecuado vestir a los animales con ropa y que los disfraces son solo para las personas.

Moraleja:

La moraleja de este cuento es la importancia de prestar atención y seguir instrucciones. Juan, a pesar de ser un niño bueno, se metió en problemas por no prestar atención a lo que su madre le estaba diciendo. Además, el cuento también nos enseña la importancia de aceptar a los demás tal y como son, en este caso, la puerca no quería vestirse y adornarse como Juan quería. En resumen, el cuento nos enseña la importancia de la atención y la aceptación.

En que ambiente se recomienda contarla:

Esta historia es adecuada para contarla en un ambiente familiar o educativo, ya sea en casa o en la escuela, a niños y niñas de edad preescolar o primaria. Se puede utilizar para enseñar valores como la importancia de prestar atención y seguir las instrucciones, así como para fomentar el sentido del humor y la capacidad de reírse de uno mismo.

Preguntas Frecuentes:

  1. ¿Cuál es la moraleja del cuento “Juan y la puerca emperifollada”?

La moraleja del cuento es que debemos prestar atención a lo que nos dicen los demás para evitar malentendidos y situaciones embarazosas.

  1. ¿Qué valores se destacan en el cuento?

El cuento destaca valores como la responsabilidad, la atención y la humildad. Juan debe ser responsable de cuidar a Dorotea, pero su falta de atención y su orgullo al querer vestirla y emperifollarla hacen que fracase en su tarea y se sienta avergonzado.

  1. ¿Cómo se podría haber evitado el malentendido en el cuento?

El malentendido podría haberse evitado si Juan hubiera prestado atención a lo que su mamá le dijo y si hubiera pedido aclaraciones si algo no estaba claro. También habría sido útil si su mamá hubiera comprobado que Juan entendió bien las instrucciones antes de salir.

  1. ¿Por qué Dorotea no quería vestirse y emperifollarse?

Dorotea es una puerca, un animal que no tiene la capacidad de entender la moda o los accesorios. Ella está más interesada en hacer cosas de puerco, como revolcarse en el fango.

  1. ¿Cómo reaccionó la mamá de Juan cuando vio a Dorotea emperifollada?

La mamá de Juan se rió cuando vio a Dorotea emperifollada porque entendió que Juan había malinterpretado sus instrucciones y había hecho algo absurdo. También es posible que se haya sentido un poco avergonzada por la situación.

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