La ratita presumida

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La ratita presumida

La ratita presumida

Érase una vez una ratita que era muy presumida. Un día La ratita presumida estaba barriendo su casita, cuando de repente encontró en el suelo algo que brillaba: era una moneda de oro. La ratita la recogió del suelo y dichosa se puso a pensar qué se compraría con la moneda.

“Ya sé, me compraré caramelos. ¡Oh no!, se me caerán los dientes. Pues me compraré pasteles. ¡Oh no! me dolerá la barriguita. Ya sé, me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.”

La ratita guardó la moneda en su bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita.

Al día siguiente, la ratita se puso el lacito en la colita y salió al balcón de su casa para que todos pudieran admirarla. En eso que aparece un gallo y le dice:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo cacareo así: quiquiriquí —respondió el gallo.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con un tono muy indiferente.

Se fue el gallo y apareció el perro:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la La ratita presumida le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo ladro así: guau, guau — respondió el perro.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita sin ni siquiera mirarlo.

Se fue el perro y apareció el cerdo.

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo gruño así: oinc, oinc— respondió el cerdo.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con mucho desagrado.

El cerdo desaparece por donde vino, llega un gato blanco y le dice a la ratita:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo maúllo así: miau, miau— respondió el gato con un maullido muy dulce.

—¡Ay, sí!, contigo me casaré, tienes un maullido muy dulce.

La ratita muy emocionada, se acercó al gato para darle un abrazo y él sin perder la oportunidad de hacerse a buen bocado, se abalanzó sobre ella y casi la atrapa de un solo zarpazo.

La ratita pegó un brinco y corrió lo más rápido que pudo. De no ser porque la ratita no solo era presumida sino también muy suertuda, esta hubiera sido una muy triste historia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Edad recomendable para contarlo:

Este cuento “La ratita presumida” es apropiado para niños y niñas a partir de los 5 años de edad. A esta edad, los niños ya tienen la capacidad de comprender una historia con una moraleja clara y pueden entender el mensaje que se quiere transmitir.

Además, esta historia también puede ser interesante para niños más mayores, ya que les permitirá reflexionar sobre la importancia de tomar decisiones adecuadas y evitar dejarse llevar por la vanidad.

Moraleja:

La moraleja de este cuento “La ratita presumida” es que la vanidad y la superficialidad pueden llevar a tomar decisiones apresuradas y equivocadas.

En este caso, la ratita se dejó llevar por su deseo de lucir bonita y elegir un esposo solo por su apariencia externa sin considerar su verdadera personalidad.

Como resultado, estuvo en peligro y casi perdió su vida. Además, la historia también destaca la importancia de ser prudentes y cuidadosos al tomar decisiones importantes.

En que ambiente se recomienda contarla:

Este cuento “La ratita presumida” se puede contar en diferentes ambientes, como en casa, en la escuela o en un grupo de cuentacuentos. Es recomendable contar esta historia en un ambiente tranquilo y relajado, sin distracciones, para que los niños puedan prestar atención y comprender mejor la moraleja.

También puede ser útil contar el cuento en un ambiente en el que los niños se sientan cómodos y seguros, como en un espacio familiar o en una aula de clase. Además, se puede fomentar la participación de los niños, haciendo preguntas y animándolos a compartir sus opiniones y reflexiones sobre la historia.

Preguntas Frecuentes:

Aquí te dejo algunas preguntas frecuentes que se pueden hacer sobre este cuento “La ratita presumida“:

  1. ¿Cuál es la moraleja de este cuento? La moraleja de este cuento La ratita presumida es que no debemos ser presumidos y vanidosos, y que debemos tener cuidado al tomar decisiones importantes. También nos enseña a no juzgar a las personas por su apariencia y a ser cautelosos al confiar en extraños.
  2. ¿Qué quiere comprar la ratita con la moneda de oro? La ratita quiere comprar caramelos, pasteles y finalmente un lacito rojo para su rabito.
  3. ¿Por qué la ratita decide no casarse con el gallo, el perro y el cerdo? La ratita decide no casarse con ellos porque se asusta de los ruidos que hacen por las noches.
  4. ¿Por qué la ratita decide casarse con el gato blanco? La ratita decide casarse con el gato blanco porque le gusta el maullido dulce que hace, pero no se da cuenta de que el gato solo quiere comérsela.
  5. ¿Qué lección podemos aprender de este cuento? Podemos aprender la importancia de La ratita presumida de no dejarnos llevar por la vanidad y de tomar decisiones adecuadas y cautelosas. También podemos aprender a no juzgar a las personas por su apariencia y a ser precavidos al confiar en extraños. Además, este cuento nos muestra cómo las apariencias pueden engañarnos y nos enseña la importancia de ser astutos y cuidadosos.

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