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El lobo y la grulla
Un día como cualquier otro, un joven y fornido lobo sintió cómo su garganta se atoraba con el pequeño hueso de una de sus presas. Viéndose en la más precaria situación, comenzó a aullar con lo poco que le quedaba de aliento:
—¡Socorro, auxilio! Ayúdame y serás recompensado.
Los animales del bosque ignoraron las palabras del lobo ya que todos sabían que él no era de fiar. Sin embargo, una grulla incauta que caminaba por ahí escuchó sus lamentos y decidió ayudarlo. Con su largo y delgado pico, entró en la garganta del lobo y luego de haber extraído el hueso, exigió el pago prometido. Sin embargo, el lobo sonriendo y rechinando sus dientes, exclamó:
—¿Qué es lo que me pides? Te aseguro que ya tienes la recompensa que te mereces al haber metido tu cabeza en la boca de un lobo y haber seguido con vida.
Edad recomendable para contarlo:
Este cuento puede ser contado a niños de 6 años en adelante. A esta edad, los niños están desarrollando su capacidad de comprensión y pueden entender la moraleja de la historia.
Además, el cuento puede ser útil para enseñarles sobre la importancia de ser cuidadosos al elegir a quién ayudamos y a quién confiamos, así como para fomentar valores como la gratitud y la honestidad.
Sin embargo, es importante adaptar la forma de contar el cuento según la edad de los niños y su nivel de comprensión, y también estar disponible para responder a sus preguntas y discutir los temas presentados en la historia.
Moraleja:
La moraleja de este cuento es que no siempre podemos confiar en las promesas de quienes tienen mala reputación. Aunque la grulla ayudó al lobo en un momento de necesidad, el lobo no cumplió su promesa de recompensarla.
En la vida, es importante ser cuidadoso al elegir a quién ayudamos y a quién confiamos. A veces, las personas pueden engañarnos o traicionarnos, y es importante estar alerta y no dejarnos llevar por las apariencias.
Además, este cuento nos enseña la importancia de ser agradecidos y cumplir nuestras promesas, incluso cuando parecen pequeñas o insignificantes.
En que ambiente se recomienda contarla:
Este cuento puede ser contado en diferentes ambientes, como en casa, en la escuela o en una biblioteca. Es importante que el ambiente sea tranquilo y sin distracciones para que los niños puedan prestar atención a la historia y comprender su moraleja.
Además, puede ser útil contar el cuento en un ambiente que fomente la reflexión y el diálogo, para que los niños puedan hacer preguntas y discutir sobre los temas presentados en la historia.
Por ejemplo, después de contar el cuento, se puede invitar a los niños a compartir sus ideas y opiniones sobre la importancia de ser cuidadosos al elegir a quién ayudamos y a quién confiamos, y cómo podemos ser más agradecidos y cumplir nuestras promesas en la vida cotidiana.
Preguntas Frecuentes:
Aquí te dejo algunas preguntas frecuentes y sus respuestas relacionadas con el cuento “Un día como cualquier otro”:
- ¿Cuál es la moraleja del cuento? Respuesta: La moraleja del cuento es que no siempre podemos confiar en las promesas de quienes tienen mala reputación. También nos enseña la importancia de ser agradecidos y cumplir nuestras promesas, incluso cuando parecen pequeñas o insignificantes.
- ¿Por qué los animales del bosque ignoraron las palabras del lobo? Respuesta: Los animales del bosque conocían la reputación del lobo y sabían que no era de fiar. Por eso, no le creyeron cuando pidió ayuda.
- ¿Por qué la grulla decidió ayudar al lobo? Respuesta: La grulla fue incauta y no conocía la reputación del lobo. Al escuchar sus lamentos, decidió ayudarlo sin saber que estaba haciendo un trato con alguien que no cumpliría su promesa.
- ¿Qué pasa cuando la grulla exige su recompensa? Respuesta: El lobo, sonriendo y rechinando sus dientes, le dice que no le dará ninguna recompensa y que la grulla ya tiene la recompensa que merece por haber metido su cabeza en la boca de un lobo y haber seguido con vida.
- ¿Cómo podemos aplicar la moraleja del cuento en nuestra vida cotidiana? Respuesta: Podemos ser más cuidadosos al elegir a quién ayudamos y a quién confiamos, y también podemos ser más agradecidos y cumplir nuestras promesas, incluso cuando parecen pequeñas o insignificantes. También podemos reflexionar sobre nuestras propias acciones y asegurarnos de que somos confiables y dignos de confianza.